Saturday, January 5, 2008

'Ifigenia en Tauris' de Christoph Willibald Glück









§ La obra estuvo en cartel hasta el 29 de septiembre 07


LONDRES.- Mientras Oscar estuvo en esa ciudad, se dio cuenta que la nueva temporada en la Royal Opera House del Covent Garden londinense no pudo haber arrancado mejor: el estreno, en esa noche, de 'Ifigenia en Tauris', de Christoph Willibald Glück (1714-1787),EL asistio y disfruto de esa maravillosa opera que constituyó un éxito rotundo.

Fue un gran acierto el haber elegido para el comienzo de una programación, que tiene como plato fuerte este año el ciclo completo del Anillo del Nibelungo, la ópera de un compositor admirado precisamente por Richard Wagner.

Hay un debate entre los expertos sobre si puede considerarse a Glück el primer compositor romántico —debate estimulado por el cuento 'Caballero Glück' del escritor de cuentos fantástico E.T.A. Hoffmann—, pero de lo que no hay duda es de que llevó a cabo una gran revolución musical.

Entre otras cosas, hizo hincapié en la importancia del compositor frente a los caprichos de los cantantes, al determinar que era aquél, y no éstos, quienes decidían cómo debía representarse una ópera, y convirtió los recitativos en enteramente orquestales, renunciando al tradicional acompañamiento por el clave o el bajo continuo.

El estreno de 'Ifigenia en Tauris', de Christoph Willibald Glück (1714-1787), ha sido un éxito rotundo

A la historia de la música ha pasado la guerra que estalló en París entre los defensores de la ópera italiana, que tenía a Nicola Piccini como principal paladín, y los de las llamadas 'óperas reformadas', con Glück a la cabeza.

Estos aborrecían de la complejidad dramática, el excesivo ornamento musical y la exagerada retórica de la ópera seria y defendían la vuelta a la simplicidad de la tragedia griega y sobre todo la fusión de música, danza y poesía en algo similar a lo que Wagner luego llamaría 'Gesamtkunstwerk' (obra total).

El coro y el ballet cumplían importantes papeles en el drama, algo que es evidente tanto en 'Orfeo ed Euridice' como en las dos óperas de Glück que tienen a la hija de Agamenón y Clitemnestra como protagonista: 'Ifigenia en Aulis' y la ahora estrenada en Londres 'Ifigenia en Tauris'.

Maestro del reciclaje
Es sabido que al igual que otros compositores de la época, Glück era un gran maestro a la hora de reciclar su propia música, utilizando pasajes enteros de obras anteriores.

Eso es lo que ocurre en esta 'Ifigenia', en la que incluso utiliza, conscientemente o no, es difícil saberlo, para el aria final una giga de Johann Sebastian Bach, que, sin embargo, transforma gracias a su genio radicalmente.

La 'Iphigénie en Tauride', cantada en el francés original, se represento en Covent Garden hasta el 29 de septiembre/07.

La 'Iphigénie en Tauride', cantada en el francés original, que se represento en Covent Garden hasta el 29 de septiembre, es una coproducción con la Ópera Lírica de Chicago y la Ópera de San Francisco.

La mezzosoprano estadounidense Susan Graham está realmente inmensa como Ifigenia, combinando una gran belleza vocal y musical con la intensidad dramática que requiere su personaje.

Los aplausos de la primera noche se extendieron igualmente a sus compañeros de reparto: el joven barítono británico Simon Keenlyside, seguro y convincente en el papel de Orestes; al tenor estadounidense Paul Groves, que cantó también con bellísimo timbre de voz a Pilades, prototipo de la amistad masculina; o al barítono Clive Bayley, que interpretó al cruel rey Thoas.

El coro de la Royal Opera, que tan importante papel juega en toda la obra, estuvo por igual extraordinario, y desde el podio, Ivor Bolton logró un perfecto encadenamiento de músicos y cantantes, imprimiendo en todo momento a unos y otros el ritmo preciso.

La puesta en escena de Robert Casten y los decorados y vestuarios casi minimalistas de Tobias Hoisel —paredes, túnicas y hasta sangre negras, con el único contraste de la tiza con la que el coro escribe en grandes letras las palabras 'Ifigenia' y 'Clitemnestra' para luego borrarlas— contribuyen a la redondez del espectáculo.

Bueno, eso me dijo Oscar y yo claro que le creo!

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