
El Museo d'Orsay (Musee d'Orsay en francés) superó muchisimo mis expectativas.
El propio edificio del museo es maravilloso, con espacios amplios y luminosos donde pude correr bailar y cantar frente a los cuadros de mis impresionistas preferidos.
Debo de confesar que tambien anduve tocando las esculturas, incluso las del Rodin, afortunadamente ningun guardia me vio. Pero al final me lleve un buen regano de mi mama...pense que no me habia visto correr pero me equivoque!