Saturday, November 10, 2007

BOBOS EN EL PARAISO



Quienes son los BOBOS? Son los bohemios burgueses, capaces de haber creado ahora una nueva cultura, un credo y un estilo exclusivo de vida como síntesis de lo que un día fueron, y de lo que un día rechazaron. Nada que ver con lo yuppies que nunca tuvieron nada de bohemios. Para los bobos, traer a los ámbitos de la prosperidad burguesa el estilo de sus años juveniles, cuando eran enemigos del sistema dominado por los WASP (blancos anglosajones protestantes), es su mejor sello de distinción.

Ni yuppies, ni nuevos ricos. Se trata de una numerosa secta de hombres y mujeres de muy elevados ingresos, agresivos e inventivos, que se cotizan en las esferas más altas del mercado de las oportunidades por lo que saben, y no por su origen de cuna. Como bohemios que fueron desprecian la cultura patricia de los antiguos ricos, la de los advenedizos que quieren enseñar de una vez todo lo que tienen, y la aburrida cultura homogénea de la gris clase media uniformada en sus creencias, aficiones y temores. Desprecian, por tanto, la mediocridad, pero desprecian también la pobreza verdadera, que es la carencia. Si llegaron donde están, no gracias a su sangre sino a su talento, pueden crearse un mundo exclusivo para ellos, de disimulado pero firme bienestar. Su mundo es caro, porque toda exclusividad social cuesta dinero, y ellos lo tienen a montones.

Todo esto, y mucho más, está explicado con amenidad, y mucho de cinismo, en el libro Bobos en el paraíso (la nueva clase superior y cómo llegaron allá) de David Brooks, un periodista muy bien pagado, (un pseudintelectual de derecha o neoconservador liberal como el se denomina) un bobo él mismo, según propia confesión, que nos explica ampliamente las características de la hermandad a la que pertenece, sustituta de la vieja clase masculina de los WASP, que terminó su dominio económico y cultural al fin de la era industrial en los años cincuenta. En la década siguiente, los bobos, que para entonces eran sólo bohemios envueltos por el humo de la marihuana, se encargaron de demoler los pilares culturales en que la vieja clase se asentaba, para luego retomar ellos mismos el relevo en las novedosas circunstancias de la era tecnológica al final del siglo pasado e inicio de este milenio..

Son ahora dueños de empresas de software, especialistas en el mercado, publicistas, editores, periodistas, creadores de nuevas empresas capaces de vender productos insospechados que alimentan los nuevos gustos inventados por ellos mismos, como es el caso de la cadena de cafeterías Starbucks, una genuina creación de la cultura de los bobos. En lugar del infame café americano, servido en tazas generosas para paladares comunes, los bobos han creado el gusto por el refinamiento con el café capuchino, del que se ofrecen decenas de variedades. Y, dicho sea de paso, el eje de la vida hogareña de los bobos no es una sala de muebles pretenciosos, sino la cocina, inmensa y dotada de refrigeradores de superficie cromada, capaces de contener un elefante descuartizado
Para un bobo resulta una afrenta a su pasado sedicioso, y a su gusto desafiante del viejo establecimiento, ponerse al volante de un Mercedes, sumum del mal gusto patricio de los WASP, y prefiere un Land Rover todo terreno superequipado, capaz de llevarlo al fin del mundo a través de caminos escabrosos, aunque el fin del mundo sea el ámbito de su propio reparto residencial, exclusivo sólo para bobos. Ambos, el Mercedes y el todo terreno valen lo mismo de caros, pero la diferencia está en el gusto, o en el rechazo del gusto arcaico. Nadie verá nunca a un bobo metido dentro de un traje de Armani, y la bastarán unos jeans desteñidos y una camisa casual, ambos caros también, para trabajar en su despacho, donde se juegan millones de dólares; y podrá lucir, a lo mejor, una coleta, o una barba mal cuidada como en los viejos tiempos de rebeldía contra la guerra de Viet Nam, y unos zapatos para escalar montañas que nunca va a escalar, otra vez caros y exclusivos, por supuesto.

Según el recuento de Brooks, la revolución de los bobos sólo fue posible cuando a comienzos de los años sesenta, para el tiempo en que todos ellos se entregaban a la protesta, se produjo una reforma radical en el sistema de admisión a las universidades, que dejó de un lado la pertenencia a las familias WASP como requisito necesario para asegurarse un puesto de estudiante en Harvard o en Princeton, y abrió las puertas a todos aquellos que demostraran tener un talento superior, cualquiera que fuera su origen. Hoy, la educación es la base de su status, dime de que universidad vienes y te diré quién eres; pero saben que es un status precario que no pueden heredar a sus hijos, pues no se trata ahora del apellido, sino del cociente intelectual.
Cualquiera diría que a aquellos muchachos de antaño los absorbió el sistema implacable, pero Brook alega lo contrario, que ellos absorbieron al sistema, moldeándolo a su propio gusto, y que al romper con las viejas barreras, colocaron la inteligencia creativa por encima de cualquier otra cosa.

Y para mayor abundamiento en la ruptura de los cánones, los bobos tienen en Bill Gates su propio santo a quien rezarle. Se salió de la universidad alegando que no tenía nada que pudieran enseñarle, y empezó a inventar de nuevo el mundo desde un garaje.
Algunas definiciones del escritor David Brooks, sobre este nuevo modelo generacional de inicios del siglo XXI:
• Son gente adinerada, pero que trata de no convertirse en materialista. Esta generación ya salió de la fiebre por la marcas que mostraban los yuppies de hace 10 años; y como es de mal gusto ostentar, se gastan el dinero en aparentar que no lo poseen.
• El dinero que más cuenta dentro del grupo de los BoBos es el obtenido como efecto de materializar una visión creativa.
• Invierten mucho dinero en la cocina y el baño, pero no en la sala o en el comedor porque son símbolo de la clase alta.
• La preocupación por la salud también define a estos intelectuales del consumo. Compran comida sana y natural, aunque cueste más que la común y corriente.
• Todo lo que tocan no lo convierten en oro, como lo hacían los yuppies, sino que lo transforman en algo artístico o espiritual.
• No hacen compras en los centros comerciales de moda, sino en mercados de las pulgas para adquirir objetos que estabilicen su ritmo Zen y le den armonía a su hogar, así cuesten una fortuna.
• Se sienten culpables por el éxito y tienen que demostrar que no hacen parte del Establishment, por eso se burlan de ellos mismos y de su educación en los mejores colegios y universidades.
• Cuando son entrevistados no aparecen en elegantes oficinas con impecables atuendos, sino con una pistolita de agua o metidos en una tina (como lo hizo un alto ejecutivo de Microsoft para la portada de la revista Fortune).
• Aunque tengan 40 ó 50 años, aún conservan lenguaje de adolescentes y adoran los juegos electrónicos.
• Jamás hablan de sus años en Harvard o Yale, pero sus hijos sufren la presión del conocimiento y son bombardeados con juguetes pedagógicos y clases privadas.
Todo esta bien, te diviertes durante la narracion, en algunos momentos hasta te identificas plenamente, peeeero.....de la mitad del libro en adelante viene el tipico lavado de cerebro de la derecha, "que padre ser asi" "solo los bobos somos lo suficientemente maduros para no caer en radicalismos politicos ni religiosos", ya saben, LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER! Segun Brooks ya no sirve ser intelectual, ni radical, el mundo esta muy bien asi y solo los Norteamericanos son el modelo de vida y personalidad para el resto del planeta!...O sea, el tipo ni la despista ni le interesa que lo tilden de loco, total asi diciendo idioteces se la pasa super bien y se mantiene con muchisimo exito entre las masas siempre incultas de su pais. Dejemos que siga durmiendo de ese lado. Me entretiene mucho en un principio, pero siempre al final me aburre.
Ah...y no conforme con lo que dijo en este libro saco otro enseguida....
les hablare de ese ensayo despues.......bye!

No comments: